viernes, 6 de noviembre de 2009

Rafael del Aguila


















No había oído hablar de el, hasta que ayer, en una tertulia entrañable con Diego Carrasco, nos contó que fue su primer maestro. Como mi desconocimiento era grande, y Diego es un puntal del flamenco 2.0; necesité preguntar: nos contó que era un hombre muy particular, que enseñó a todos los que , en su época querían aprender la sonanta en Jerez: la nómina, aparte de El Tate, es inmensa, como botón valgan los nombres de Gerardo Núñez o Paco Cepero. He buscado en internet, y el silencio es casi absoluto: De la web de José Luis Balao copio y pego:

Rafael del Águila y Aranda nació en Jerez de la Frontera en 1900 y falleció en la misma ciudad en 1976. Siempre fue un guitarrista que vivió a la sombra de otros maestros, ya que se limitó casi exclusivamente a impartir clases. Sin embargo, todos los tocaores actuales de Jerez pasaron por sus manos, como José Luís Balao, Gerardo Núñez, Paco Cepero, por mentar algunos, para heredar la escuela de Javier Molina, de quien él había sido discípulo directo. Es de los pocos guitarristas flamencos que estudió música a principios de siglo, lo que siempre le vino bien para las labores de docencia.

Muchas veces, las piedras, las gemas que brillan, tienen detrás esas personas que han dado todo, sin pedir nada a cambio (bueno, unas monedas) sic transit gloria mundi.

Por ello un brindis al sol del otoño por este maestro de maestros: Don Rafael, ole.

Y que quede escrito, un tirón de orejas a los aspirantes a flamencos de la tierra, payos y gitanos: no hay excusa que valga, si un maestro viene es absurdo no ir a verlo. Como dice Raimundo Amador: cuando llegan los días señalaítos, hay muchos gachositos que son gitanos ....etcétera


Impagable el comentario de Gerardo Núñez, sobre su maestro:

" Voy a empezar contando algunas anécdotas que me han ocurrido a lo largo de todos estos años. Pues creo que en ellas está la clave de lo que hago y soy en estos momentos. Yo estoy vinculado al mundo del flamenco desde que era pequeño. Empecé a tocar muy pronto, con apenas 11 años, y desde siempre he sido lo que se dice un "adelantaillo". Tras seis o siete meses practicando, ya apuntaba buenas maneras y participé en algunos recitales que organizaba la Cátedra de Flamencología de Jerez de La Frontera (Cádiz). Mi maestro fue Rafael del Águila, un auténtico bohemio que se levantaba todos los días a las siete de la tarde y, a veces, daba clases a las tres de la mañana. De hecho, en más de una ocasión, cuando por la tarde llegaba a su casa (una chabola sin lozas que casi nunca limpiaba ni ordenaba), me echaba unas broncas tremendas por despertarle.

Se retiró con 30 años y ya nunca más volvió a actuar en público hasta que se murió. Rafael era muy aficionado a la lectura y a la música (a muchos tipos de música, no sólo al flamenco). Su casa estaba llena de libros y de partituras y cuando veía que uno de nosotros estaba un poco más adelantado le enseñaba cosas de Albéniz o de Tárrega (como Recuerdos de la Alhambra). Sin embargo, nunca nos enseñó a leer y escribir partituras. También recuerdo como algunos días venía Antonio Jero, el hermano de Periquín, y a escondidas de Rafael, nos retaba a que compitiésemos con él para ver quien tocaba más rápido las bulerías. Una vez, Antonio tuvo que salir "por patas" (y nosotros quitarnos de en medio) porque Rafael apareció de repente con un palo y se puso a gritarle."

extraído de nuevo unia- arte y pensamiento

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ola rafael era el tio de mi padre y tengo partituras hechas por el que nunca han salido a la luz

Anónimo dijo...

hola yo le conocì me dio clases de niño