lunes, 19 de abril de 2010

Iber rock



en esta foto faltan dos originales, pero es lo que hay.








El grito era tako, tako, tako, con acentos variables en la a, la o, ambos a la vez: no se les resistía nadie. Solamente Los Furtivos aguantaron el envite, y por un quítame esas pajas acabaron (los furtivos, claro) en la guardia civil de Tauste; la broma se llamó Iber rock ( o similar) y lo pagaba Ibercaja, y en su primera edición alcanzó unos veinte conciertos en la geografía aragonesa, sobre todo me acuerdo de Pedro, un empleado de la casa que me acompañó por las sedes del evento para prepararlo: que peazo artista, que buenos viajes, que señorío, que eficiencia, deu meu si el hubiera sido la cabeza, pero gente tan generosa ni puede decir mentiras, non las diré señor, aunque me vaya la vida, pues hombre que en tal signo nasce.... etc

Enganchemos, nuevamente Tauste, verano del ¿89?, campaña iber rock, Los Furtivos en la comisaría, en la guardia civil, por esas broncas ribereñas, quizá el mejor concierto de esa serie lamentablemente finiquitada por las bocas sucias y las envidias tontas, pueriles y cainitas de los que supieron subir a la planta 13 del edificio de la plaza de Aragón, vive José Luis Lasala . No fue su culpa, creo. Pero ahí quedó el experimento: dos años después ya no había nada, gracias. Ese estilo maño aragonés: ni pa tí ni pa mí: el desierto, co.

Yo me dirigí al comandante de la Benemérita y se lo expuse claro; deténgalos, enciérrelos, no los deje salir. Fue inútil: cuando el manager pide eso, el benemérito ordena libertad. Cuanta razón teníamos.

Aparte de estos apartes fue una experiencia inolvidable, un fracaso fabuloso que vino a marcar toda mi carrera: nene te equivocaste de bando, de procedimientos, de dineros, de gente. Tako fueron nobles, cuando uno era medio cadáver: Mariano mantuvo su palabra y siempre lo recordaré. Otros hace tiempo que partieron, con homenaje incluido, claro.

Ellas fueron el alma, el empeño, la entrega absolutamente generosa, el cartel fue censurado: Gomollón, al final Batman llenó paredes de la región, en un trabajo loco de esfuerzo nunca recompensado; tan jóvenes, tan ilusos, pero tan divertidos.

Todos los que llamaron estuvieron, todos los llamados también, excepto los pequeños impresentables, tan maños ellos, luego las cosas se adecentaron, digo yo.

Aunque nada de ello es realmente muy necesario, solo es polvo de tiempo, cenizas de mas cenizas, aire que no puedes volver a respirar: solo quedan las vivencias, recuerdos mezclados, una cierta pena por lo que pudo ser y no fue. La C25 era un lujo, las carreteras eran carreteras, las cenas eran de 700 pesetas, y gastábamos el doble en alcohol, la pasta era para el operario, y a nosotros nos quedaba el rockanrol, en realidad (creo) era eso lo que siempre perseguimos

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